miércoles, 3 de marzo de 2010

Claridad

Esto era una mañana, de las que no sabes por donde empezar, lunes, claro, bostezos, estiramiento de brazos, incertidumbre, y de pronto llaman a la puerta. ¿Quien será? ¡Ah, sí! El electricista que ha llamado mi hijo, para que me arregle ciertas cosas para mi mejor comodidad. ¡Lo que faltaba!
Bueno atendiéndole me despabilaré y se me pasará el sueño.
Quita cosas de aquí mueve otras allá, tiende cable y mas cable, renueva enchufes, ¡pero si estos ya están! Si, pero según su hijo, para que lo tenga todo muy cómodo. ¡Esto me va a costar un pastón! ¡Que entrometido!
Pedro, el electricista se ha tirado varias horas, y no es que el chico no haya trabajado, no, es que me ha renovado casi todo y claro, tengo mas luz, que también contribuye a tener mas luces, que se suele decir, o sea, que seas menos tonta. Pero hay que conformarse con las más o menos luces que se tiene, es decir lo aprendido desde la infancia, y lo que se haya añadido. Cada cual sabe adonde alcanzan sus luces. ¡Vaya que me he pasado con la claridad! Hasta el próximo lunes.

Ángeles.

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