jueves, 4 de marzo de 2010

La Pelota Peluda

La pelota (no redonda) que llevamos sobre los hombros, cuya “mitad” es peluda, tiene en su anverso una franja de seis, siete, ocho centímetros que llamamos frente y que pertenece a nuestra cara. Las caras pueden ser de diferentes colores, desde el albino hasta el más oscuro de los negros, pasando por el moreno, rosado, amarillo, oliváceo, casi rojo y quizás algún otro. El pelo antes citado también puede ser de varios colores, desde el blanco, platino, rubio, castaño, gris y negro; también puede ser liso o rizado. Viene desde la parte trasera y es el límite superior de la frente y con las cejas tenemos el límite inferior con el cuerpo humano no pensante; inútil describirlo, pues todo viviente sabe, conoce su cuerpo desde las cejas hasta las uñas de los pies.

Pues bien, la frente es la parte visible de una cajita herméticamente cerrada conteniendo, sin cajones, sin estanterías, sin armarios todo lo aprendido desde la más temprana edad, y se ha instalado ahí a través de nuestros sentidos, sin llavecita para facilitarle el paso. A pesar de que en esa cajita hay mucha sabiduría, verbigracia el idioma materno (a los dos años de edad), seguimos introduciendo datos que, al parecer, los recibe la materia gris, ¡vaya usted a saber qué es eso! y lo pasa al registro. Pues bien, gracias a todo lo que vamos almacenando en esa cajita (nuestra pelota peluda), sabemos quiénes somos, recordamos, pensamos, nos relacionamos con los demás y somos la CONSECUENCIA del grado de materia que en ella hayamos introducido. Y recordando lo que dijo el sabio ¡sólo sé que no sé nada!

Ángeles

1 comentario:

  1. magnifico este texto desde luego ..
    perooo, ¿donde esta "La barrera invisible"?

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